miércoles, 26 de septiembre de 2012

Visita a Oxate


Acostumbrados al radiante sol del sur, al ir acercándonos hacia nuestro destino el ambiente se va cargando, la luz se atenúa con el sol casi en lo alto del cielo. Nos encontramos un entretiempo raro entre el frío intenso del invierno y el calor del verano, sin embargo como no nos queda otro remedio hay que empezar a ver la cara positiva de esta época y uno de esos motivos es el colorido de paisajes que nos encontramos durante todo nuestro viaje por el norte. Para los que tienen la suerte de vivir en esta zona, es un verdadero placer para la vista poder disfrutar de los colores vivos que nos proporcionan los paisajes de arboleda a tan sólo diez minutos de la ciudad, aunque en esta ocasión esos vivos estaban apagados por el enrarecimiento del ambiente.

Llenos de entusiasmo tras un viaje más largo que corto y algunos inconvenientes de carretera y caminos aparcamos, bajamos del coche, andamos unos metros, y ahí está, inconfundible, altiva y desafiante, la vieja torre de Oxate.

Caminando entre lo que antaño fueron casas llenas de vida, hoy solo se conservan un montón de escombros y algunas pareces, pero que causan mucha impresión en aquel desolado paraje. A medida que nos vamos acercando a la torre algunos de los presentes empiezan a ponerse nerviosos pero hacen gala de su coraje para que no se les note.
Un cuervo cual guardián nos avisa desde lo alto del siniestro campanario al acercarnos y entrar en el, ¿acaso nos advierte del peligro? ¿está furioso por profanar los restos del difunto pueblo con nuestra presencia?, preguntas y mas preguntas sin respuesta, sonidos por todas partes en medio de aquel paraje desolado, el viento que sopla sin parar y el frío que a medida que pasa el tiempo se va haciendo mas insoportable.


Damos una vuelta por los alrededores y nos dirigimos hacia la "ermita" de Burgohondo. Para llegar hasta ella el camino no es nada agradable ni fácil, al menos para algunos miembros, hay que andarlo entre una pequeña vereda casi imperceptible entre las piedras e ir subiendo hacia una pequeña elección de terreno.


Al llegar el ambiente está mucho mas cargado la ermita en ruinas da una sensación macabra, siniestra, se percibe un mal augurio un malestar que pone la piel de gallina y falta la respiración. En su interior encontramos restos de rituales satánicos, y al salir una sombra pasa casi desapercibida por una de sus ventanas.  Afortunadamente para cortar ese instante grotesco llega un caballo con su cencerro, pasa por nuestro lado pero como si no hubiera nadie, se ve que esta acostumbrado a visitas.

 Caía la noche...¡Vaya! ¿donde está la necrópolis? vueltas, vueltas y mas vueltas pero no encontramos nada, bajamos de nuevo a la torre para buscar referencias en internet y ¡bingo! un articulo que hace referencia a ellas y pies en polvorosa, después de unas vueltas llegamos a unas pequeñas fosas cavadas en la piedra que antaño alvergarian cadáveres de niños, y por su tamaño bebes. Me encantaría contar como fue la noche, pero la visita nocturna a bugohondo se quedó para otro viaje por el malestar de un miembro, eso si, dormimos en Oxate... bueno... en las puertas de Oxate, en un futuro sera en Burgohondo lugar de leyendas, pero esa historia será para otro momento...



   

 Fotografia:
M.A.  Calahorro  para AEP

Otiñar, los ojos del tiempo


A unos 9 kilómetros de Jaén en la Sierra Sur camino del pantano del Quiebrajano se encuentra el Barranco de la Tinaja, un impresionante desfiladero rodeado de grandes paisajes y en el que se puede practicar desde senderismo hasta escalada por sus ancestrales piedras escalonadas. 


Comenzando nuestro paseo, a unos 50 metros de la carretera en el citado desfiladero podemos ver unas cuevas, testigos de los posibles primeros pobladores de estas tierras, que dejaron su huella con petrogrifos y otras figuras talladas en la piedra que se encuentran en perfecto estado de conservación (datadas entre 2000 y 1500 a.c), pensamos que quizás nos encontremos ante lo que pudo ser antaño catedral paleolítica, hoy en día refugio de pastores y regocijo de visitantes. Seguimos adelante de nuevo en el camino, por un cañón cada vez mas estrecho, y, al final del cañón, a la derecha vislumbramos por primera vez en la altura solitario y silencioso, 

el castillo de Otiñar. Caminamos por un camino plácido por el trasiego de personas y animales hasta llegar a su fin, perdiéndose este entre las piedras que forman los cimientos de la fortaleza. En este tramo mucho mas escarpado saltamos, y nos escurrimos a la vez que pensamos que si en su tiempo tenia el mismo acceso o este se había perdido. Rodeamos la muralla de norte a sur dejando a nuestra derecha la majestuosa estampa de su imponente torre del homenaje hasta llegar a su entrada. 

Por las Ordenanzas de 1.464 se sabe que la alcaidía de Otíñar estaba dotada con 8.000 maravedís anuales y tenía la obligación de tener en el castillo tres hombres y no menos que serían menester para la guardia y defensa del; los dos que estuviesen de continuo en el dicho castillo sin salir del por ninguna cosa y el otro que fuese y viniese a la ciudad y saliese a cazar y ballestear carne que comiesen. Este castillo era el centinela del camino de Granada (que cruzaba la sierra por la hoy conocida Cañada de las Hazadillas), sirviendo de comunicación con el Castillo de Santa Catalina, apoyándose asimismo del torreón y atalaya de Torre bermeja, junto a las Peñas de Castro. Durante la Reconquista 

se le dotó de alcaldía, surgiendo al amparo de la fortaleza un núcleo de población que poseía incluso parroquia (siglo XIV). Al acabar la reconquista se abandonó, liquidándose administrativamente la población y agregándose la Alcaldía al Castillo de Santa Catalina y su parroquia a la del Salvador, en el mismo castillo. El elemento más característico de este recinto, es su torreón principal, que alcanza los 20 metros de altura y 6 de lado. Posee varias estancias cubiertas de bóveda ojival y cuenta con torreones defensivos y algunos aljibes. 

Ubicado en un lugar estratégico desde el que se domina todo el valle, en la ladera que da a la carretera presenta una escarpada e inaccesible pared. Fernando III de Castilla llegó a arrasar el pequeño núcleo de población existente en Otiñar, en sus correrías por la provincia de Jaén en 1228, consciente de su estratégica posición como puesto de control de la ruta hacia Granada. Tras la conquista de la ciudad de Jaén en 1246, la aldea se convirtió en un punto crucial para la 


vigilancia de la nueva zona fronteriza con el reino de Granada, motivo por el cual se inició la construcción de un pequeño castillo de frontera, comunicado visualmente mediante señales de humo y fogatas con otras fortificaciones cercanas a la ciudad, como la Torre Bermeja en las Peñas de Castro o el Cerro del Zumbel, hasta llegar así al castillo de Jaén. 
Otiñar, abrigo natural del neolítico, asentamiento romano, frontera musulmana, poblado medieval y aldea abandonada en el presente, testigo mudo de la historia, zona protegida por su alto valor como bien de interés cultural, en la actualidad abandonado a la suerte del hombre y su incultura, donde puedes encontrar un alegato de amor acrílica al dios griego Eros que garabatea “Amo a Laura” al lado de una Venus tallada en la roca con más de 3000 años de antigüedad. 



Uno de los lugares más sorprendentes y misteriosos de Jaén, con un abrigo rocoso de dimensiones colosales, en él, los más primitivos jiennenses dejaron hasta 27 círculos concéntricos tallados en la roca y aun nivel más bajo una figura femenina, la legendaria Venus de Otiñar de la que sólo es posible distinguir el vientre y los muslos. Los milenarios relieves datados entre el 2000 y el 1500 antes de Cristo y el pórtico natural que los cobija, autentica catedral paleolítica son uno de los sitios prehistóricos y esotéricos de la Sierra de Jaén.
                                                     
                                                                            

Fotografia:
M.A. Calahorro para AEP

lunes, 24 de septiembre de 2012

Experiencia en Belchite




Belchite fue para mi muy importante, fue mi puesta de largo en sitios  y pueblos marcados. Llegamos al atardecer de un día caluroso de Junio. Veníamos por una carretera vieja, gastada, monótona, y por cierto, bastante larga. En mitad del camino se abrió una puerta del coche, seguramente seria por los baches y que no estuviera bien cerrada , pero el clima ya se cambio un poco, junto a una curva que después de 6 o 7 km de recta estuvo a punto de dejar nuestra suerte unida a los antiguos pobladores de aquellas tierras. De repente, su silueta imponente y recortada en un atardecer rojo primaveral, una imagen q no olvidare nunca, una belleza melancólica y siniestra . Allí estábamos, contemplando alucinados las ruinas de Belchite el viejo. Fue una explosión de emociones, alegría por conseguir una meta, angustia, aprensión... 
Nos quedamos unos segundos paralizados, sintiendo emociones indescriptibles. Nos miramos preguntándonos con la mirada si ambos escuchábamos lo mismo, y por la sonrisa q se dibujo en nuestras caras así fue, de la nada empezamos a escuchar avionetas y los llantos de una niña . Y  hay empezó nuestra pequeña odisea.

El paseo por Belchite de noche es sobrecojedor, yo personalmente me sentí transportada a otro lugar en el que había mucho dolor, miedo y mucha tristeza . Al acercamos a la iglesia, el ruido de bombardeos y avionetas era constante, había oído que se grababan sonidos similares, lo que no esperábamos era, escucharlos y grabarlos. Dentro de la iglesia mientras se grababa y se hacían fotos, parecía q ahí fuera se estava llevando una guerra, cuando estas dentro de la iglesia es como si te quisieran explicar lo que paso allí. Recorriendo el pueblo a la la luz de las linternas, te das cuenta que no hay nada que de mas miedo, que lo que es capaz de hacer el ser humano. Aunque al rededor se escucharan pasos, lamentos, bombas, avionetas... todo ceso cuando llegamos al monumento de todos los que perdieron la vida allí. Imponía el silencio que había allí, no se movía ni una hoja, ni un susurro, hasta el viento respetaba el descanso eterno de esas victimas. Salimos con mucho respeto y en total silencio.

Llego la hora de dormir y nos fuimos a pasar la noche en la iglesia, fue increíble, ruidos, golpes... notas las presencias, una experiencia inolvidable. 
Al amanecer decidimos conocer el pueblo a la luz del día, q nos mostrara su belleza desolada y descarnada. El pueblo de día es totalmente diferente, pero muy especial. En la iglesia se sigue respirando el mismo halo fantasmagórico, y el pueblo a la luz te cuenta otra historia diferente, pero las dos marcadas por el miedo, el dolor y mucho sufrimiento. 
Pase miedo, dolor, pena, pero hay que vivirlo, volvería a pasear por sus calles desoladas y hermosas.




Me despido con un tributo a Belchite que según cuentan dejó el último poblador de este, hoy pueblo fantasma, en la puerta de su iglesia:
PUEBLO VIEJO DE BELCHITE YA NO TE RONDAN ZAGALES YA NO SE OIRÁN LAS JOTAS QUE CANTABAN NUESTROS PADRES.

Dark Lady    




Fotografía:
M.A. Calahorro para AEP

jueves, 13 de septiembre de 2012

El Monasterio Maldito


 A unos 40 kilómetros de Sevilla, en la localidad de Carmona, se alza desde lo alto de un promontorio, dominando un extenso páramo, un viejo y semiderruido edificio… De tétrico aspecto y amplias dimensiones lleva consigo una demoniaca leyenda… Estamos hablando del llamado “Monasterio del Diablo” o “Monasterio Maldito”, un lugar en el que según dicen, habita el mismísimo Diablo.
 Habría que sumergirse en la historia de este lugar para comenzar a comprobar que su justificada fama se extiende en la profundidad del tiempo, una historia apasionante y ,a la vez, escalofriante… 
El que hoy conocemos como “Monasterio Maldito” o “Monasterio del Diablo”, realmente se llama “Huerta de los Frailes”. Pero en el siglo XVII  fue bautizado como “Huerta de San José”. Varios nombres para describir un gran convento en el que el misterio y la leyenda se funden a los ojos del investigador que intenta rellenar su cuaderno de campo junto a aquellos muros.

Fue hacia el año 1620, cuando se fundó en esta vasta extensión de terreno un monasterio de Franciscanos – Dominicos para el internado e iniciación del noviciado. Algo que realmente al investigador no puede dejarle indiferente es el hecho de que en la bibliografía auténtica de la noble ciudad de Carmona no exista ningún documento existente adherible a la historiografía de este convento. Es como si el tiempo hubiese intentado borrar sus huellas para tapar algún momento pavoroso del pasado.  Solamente poseemos dos documentos que acrediten la existencia física e histórica del convento. Uno nos habla de una donación, en forma de alimentos, que hizo el ayuntamiento  para intentar que los mojes no se muriesen de hambre, el segundo de estos dos documentos lo podemos encontrar en el archivo histórico del ayuntamiento de la ciudad Carmonense, y quizás, pese a ser el más extenso de los dos, sea el más misterioso…


  En dicho archivo histórico (concretamente en el Bloque 10, 20, IN Suparan, 203, 210  – extenso, legajo 120, cámara 8), nos topamos con un dudoso documento y estremecedor que dice así: De una parte, José Díaz de Alarcón, Escribano y por otra, Juan Rodrigo Perea, fraile Dominico, en unión con alguaciles y demás fuerzas públicas y religiosas, nos narra así los hechos ocurridos: “Yo señores, me hice fraile Dominico en el convento De S. José, donde entré al noviciado hace ya tres años poco más. 
  En la mañana del 20 de noviembre de éste año de nuestro señor (1680) entró por parte de Cantillana, un aspirante al noviciado que dijo llamarse según recuerdo D. Jaime Malvidas y que  fue aceptado con plena satisfacción por parte del prior y demás. Este hombre era alto, de cejas muy pobladas, de nariz aguileña, y su cara era tan fina como la de una espada. Nunca le vi en compañía de otros en la huerta o en la capilla, por la que nos extrañó….  Yo señores , no sé como ocurrió, que en la mañana del 2 de noviembre del susodicho año, cuando desperté, no encontré la puerta de mi celda abierta como era la costumbre (Pues como ustedes saben todas las noches nos echan llave y cerrojo) y creyendo que era aún muy temprano, me entregué a profundas meditaciones.
  Después de esperar mucho rato, sentí por fin unos paso débiles que provenían del pasillo y que venían a morir justo en la puerta de mi celda. La puerta, de un suave golpe, quedó abierta; pero cuanto fue mi sorpresa, cuando pude comprobar que atrás de ésta no había nadie ……. Entonces fue cuando pensé que quizá la misa primera ya hubiese empezado, y me hubiese quedado dormido y castigado, pero al ver las puertas de las celdas de mis compañeros estaban abiertas de par en par, quédeme pensativo un momento, para después salir corriendo hacia la capilla. Cuando llegué a ésta, no vi a nadie, y entróme un calor desde la garganta hasta el pecho, cuando oí unos lamentos a media voz que al parecer provenía de la cocina que estaba al lado de la capilla……….Cuando llegué a la cocina, los quejidos se oían mas fuertes dentro de mí, que pensé que era yo mismo el que los producía. Pero pronto me di cuenta, que el lugar de su procedencia era el sótano y sin poderlo remediar, me vi no sé como bajando sus empinados escalones. Y maldita sea, señores, maldita sea el momento en el que entré en aquella habitación, pues al entrar encontré al Padre Prior y a los demás frailes colgados de los ganchos donde solíamos colgar los cerdos, jamones y chorizos. Yo señores, al ver aquel marco infernal y sangriento, comencé a ver unos seres pequeños, que apiñados alrededor de los cuerpos muertos, comían sus carnes. En aquel momento sentí un desmallo pasajero, y pude ver señores, como los seres que antes os había hablado se reunían en uno sólo, de aspecto repugnante. Mirándome me dijo estas palabras; “Te dejo vivir, para que proclamaras mi venida al mundo”. Entonces, un fuego comenzó a propagarse por el sótano…. No pude mover músculo alguno, para moverme y salir corriendo, y cuando pude hacerlo, la misma voz que referí anteriormente, me volvió a decir; “ve y di que Satán está aquí”…..

 Esto es solo una parte de este terrorífico documento que nos habla de demonios, de seres extraños y de terribles asesinatos en el interior del edificio. Otra parte atrayente de este documento es la que relata el Alguacil Alonso Sans de Heredia, en su relato nos habla del momento del enterramiento de los monjes asesinados y explica referente a un hecho insólito y no menos estremecedor. Cuenta que en el momento del enterramiento, realizado en los terrenos del sótano, y delante de muchos paisanos de Carmona fueron testigos de “un sobrenatural fenómeno”. Este consistió en un oscurecimiento del cielo, y entre dos columnas de fuego, la visión de un rostro horrible en forma de alimaña. Más tarde, en un fulminante rayo, descendió una blanca luz y de ésta bajo un ser en forma más humana. Comenta que todo el mundo salió despavorido.  




Otra parte extraña de este mismo relato es la de un intento de exorcismo por parte del pueblo en el cual cayeron muchas más víctimas de manos del mismísimo diablo. Después de aquellos hechos se mandó sembrar con sal el lugar para alejar al demonio y desposeer de todo mal aquel lugar sagrado. 










Allá donde mora el Diablo
 por Luis Mariano Fernández, Jordi Fernández y Jose Manuel García Bautista
Fotografia:
M.A. Calahorro para AEP.

Pronto editaré una nueva entrada sobre el Monasterio, y las experiencias que vivimos en el, tambien completando las fotografias anteriores subiremos las psicofonias obtenidas en este maravilloso lugar, que por otro lado son escalofriantes, pero como ya he dicho, queda pendiente.....

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Bienvenida

12-09-2012, una fecha para recordar. Hoy pone en marcha el primer blog M.A. Calahorro, para dar a conocer al mundo sus andanzas por los lugares más recónditos de la geografía, lugares llenos de misterio, de historia y de belleza.
Bienvenid@s a nuestro mundo, vive con nosotros lo que vieron nuestros ojos a traves de un objetivo, y escucha lo que escucharon o "no escucharon" nuestros oídos atraves de nuestras grabaciones. Este es nuestro sitio, sientate, ponte cómod@, estas en tu casa.

Un paseo por Belchite el viejo